lunes, 12 de enero de 2009

Alimentación en el primer año de vida

Las pautas nutricionales para esta edad vienen marcadas por las recomendaciones e informes técnicos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Comité de Nutrición de la Academia Europea de Pediatría y el Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Nutrición y Gastroenterología Pediátrica (ESPGAN), y se adaptan a tres etapas bien diferenciadas:

Periodo lácteo. Por ser la leche el único alimento, sea leche humana o artificial. Desde el nacimiento hasta los 4-6 meses aproximadamente. Durante este período, el lactante es capaz de succionar y deglutir, pero aún no ha desarrollado la capacidad de digerir ciertas proteínas y sus riñones no están completamente desarrollados.

Periodo de transición, destete o BEIKOST. La edad mínima para iniciar el Beikost es a partir del quinto o sexto mes de vida. En este periodo se van introduciendo con prudencia alimentos no lácteos, preparados de forma adecuada, en consistencia y cantidad, para no alterar el ritmo de maduración digestiva y renal, así como el progresivo desarrollo neuromuscular.

Periodo de maduración digestiva. La alimentación se debe de adaptar a la capacidad digestiva y al estado de desarrollo fisiológico, haciendo paulatina la introducción de nuevos alimentos.


EVOLUCIÓN DEL COMPORTAMIENTO HACIA LOS ALIMENTOS

Tanto la madre como el bebé adquieren en el centro hospitalario donde ha nacido un cierto ritmo de alimentación. Sin embargo, este puede no ser el que al neonato le apetezca por naturaleza, por lo cual durante la primera semana en casa, la madre suele encontrarse con exigencias que no tenía en el hospital y que le supondrán modificar las horas en que debe darle de mamar, la duración de cada toma y hasta la forma en que debe hacerse.

Al nacer, el niño está preparado para recibir alimentos líquidos, lo que realiza con la ayuda de los reflejos de succión y deglución que permiten la extracción de la leche y su paso hacia el estómago.


Sin embargo, los alimentos sólidos o semisólidos son rechazados por el empuje de la lengua o reflejo de extrusión, el cual desaparece entre los cuatro y seis meses, haciendo posible el inicio de la alimentación complementaria.
Alrededor de los siete u ocho meses empiezan a aparecer movimientos rítmicos de masticación, lo que junto a la aparición de los primeros dientes permite la incorporación gradual de alimentos semisólidos y la participación creciente del niño en el acto de alimentarse. Entre los nueve y los doce meses coge pequeños alimentos y comienza a autoalimentarse. Así muestra capacidad para llevarse comida por sí solo a la boca aunque es incapaz de comer por sí sólo hasta al menos dos años de edad, momento en que también está establecida totalmente la visión, lo que permite una coordinación óculo–motora completa.

Durante este periodo se debe favorecer el desarrollo de los sentidos de modo que se puede pasar de succión a cuchara, lo que permitirá paladear mejor, y cambiar la textura, de líquido a triturado, y cuando ya tenga dientes a troceado.

A partir del segundo semestre, es primordial enseñar a comer en el sentido más amplio del término, desde masticar hasta la adquisición de hábitos alimenticios correctos.

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